La arena es uno de los materiales para construcción más utilizados en el mundo. Se emplea como componente para el hormigón y el cemento, así como para rellenar espacios, como huecos en las paredes o en los entrepisos. Su extracción presenta pocas dificultades y se le puede hallar en abundancia.
Una de las características principales de la arena es que puede comprimirse fácilmente, por lo que resulta ideal para reforzar muros y para cimentar ciertos tipos de suelos. En el mismo sentido, tiene la desventaja de que es muy pesado; por esta razón no se le utiliza con tanta frecuencia para este propósito.
El uso más conocido de la arena en la industria de la construcción es, como mencionábamos, para preparar la mezcla que produce el cemento de mortero u hormigón. Muchas veces, la calidad del cemento depende en gran medida del tipo de arena que se agregue a la mezcla. La arena con demasiadas impurezas tiene un impacto negativo en el resultado del hormigón, provocando que éste tenga menos dureza o que afecte el tiempo de secado.
Las minas de arena son muy abundantes y se pueden explotar para obtener miles de toneladas de arena. Esta clase de minas se encuentran a cielo abierto y es común verlas cuando se viaja por carretera.